Saltar al contenido

Perspectivas sobre el Sutra del loto

Dra. Flavia Dezzutto / Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba

Resumen: Conferencia brindada en el marco de la jornada académica organizada el 7 de marzo de 2020 por la Universidad Nacional de Córdoba y el Centro Internacional Daisaku Ikeda de Estudios para la Paz.

El siguiente análisis es una observación parcial sobre una escritura milenaria de suma importancia: el Sutra del loto, una enseñanza budista que ha tenido un despliegue geográfico y cultural muy grande; incluso, podríamos decir que, los textos que lo corporifican materialmente dan cuenta de dicha trayectoria. Esta característica es un elemento central, que nos lleva a entender cómo, de manera sedimentaria fue llegando a nosotros una versión del Sutra del loto, publicada en 1999 por el Colegio de México, y que constituye una maravillosa traducción castellana de Carmen Dragonetti y Fernando Tola, dos insignes orientalistas.1

Si nos remitimos al trabajo de la indóloga Nalini Balbir, advertimos que el término “Sutra” tiene diversas acepciones. En el hindú clásico, por ejemplo, se refiere a aforismos concretos de algunos textos fundacionales relativos a ciertos campos de estudios como la gramática, el yoga (yoga Sutra) o el erotismo (Kama Sutra). 2 Etimológicamente, el término “Sutra” significa “hilo”. Un antiguo texto Hindú expresa: “Los himnos están encordados como perlas en un hilo, o como un hilo a través de una
cuenta”
.3 Más allá de las diversas acepciones que tiene el término, en el contexto de las
escrituras budistas, Balbir afirma que el término Sutra deriva del término en Pali “Sutta”:

Fue a través de comentaristas como Buddhaghosa (siglo V) que se comenzó a difundir el
léxico aceptado de palabras como “Sutta” o “Suttana” (que tiene más o menos el mismo
significado) para indicar un discurso atribuido a Buda en una historia donde otra persona se
dirige a él (…) un Sutta es, ante todo, un acto de habla y narración […] 4

De acuerdo a los antecedentes lingüísticos e históricos, podemos definir que el
término “sutra” remite a la idea de ‘discurso’, un discurso con fines didácticos, un
enunciado que tiene por objeto brindar enseñanzas, pero una enseñanza cuyo fin, en este
caso, es iluminar el curso de la vida humana; una enseñanza que haga florecer la vida
como lo hace el loto en medio del estanque, es decir en medio de las adversidades y los
dolores más intensos.

En el capítulo 2°, titulado Medios hábiles leemos:
Los budas, los Honrados por el Mundo, desean abrir el portal de la sabiduría de Buda a
todos los seres vivientes y permitirles adquirir pureza. Por esa razón, aparecen en el mundo.
Desean mostrar la sabiduría de Buda a los seres vivientes, y por esa razón aparecen en el mundo.
Desean hacer que los seres vivientes tomen conciencia de la sabiduría de Buda y, por esa razón,
aparecen en el mundo. Desean llevar a los seres vivientes a que entren en el camino de la sabiduría
de Buda, y por esa razón aparecen en el mundo.5

En tal sentido, el Sutra del loto no es una enseñanza destinada a dar una mera instrucción teórica sobre el dolor que padecen los seres humanos inmersos en un mundo de caos, sino a brindar una respuesta concreta a ese dolor y sufrimiento.

Dominique Trotignon afirma que hay una dimensión narrativa de los Sutras vinculada a una dimensión “operativa”, la cual no radica solo en una mera singularidad. Esta dimensión narrativa, está atravesada por la intención del maestro de que el discípulo pueda vivir la transformación interior que proclama esa narrativa. En relación específicamente al Sutra del loto Trotignon reflexiona:

A lo largo del curso de sus veintiocho capítulos, sigue diciéndole al oyente que una enseñanza inaudita hasta el momento será revelada; entonces tenemos descripciones de encuentros extraordinarios de Bodhisattvas, además de parábolas e historias de milagros, sin embargo, una enseñanza realmente nueva no parece ser revelada. ¿No será, tal vez, que el acto de escuchar y las características «extraordinarias» de la narración son, en sí mismos, esta nueva experiencia a los cuales los oyentes están invitados? ¿En la misma expresión de una enseñanza que realmente nunca antes se había escuchado, no estamos accediendo a otra dimensión de la realidad?6

De la mano de estas palabras podemos afirmar que el Sutra del loto es una enseñanza, cuyo poder está en la comprensión. En filosofía, la palabra “comprensión” es un término con mucha fuerza, que quizás no se vea reflejada tanto en el idioma español. En rigor, la terminología correcta para dar entidad al sentido más profundo es el término latín intus legere, que significa ‘leer adentro’ o ‘poder leer adentro’. Existe otra palabra alemana, verstehen, que remite a ‘leer lo que está adelante, lo que se presenta ante nosotros, tal como aparece’; vale decir, no se trata de andar distraídos por el mundo, sino de dar cuenta del interior más profundo de las realidades, y también expresar lo que aparece ante nosotros, o sea, tener la capacidad de efectuar un análisis atento, libre y radical.

El Sutra del loto emplea dos términos que en cierto sentido son diversos, pero se conjugan entre sí para revelar la enseñanza: creencia y comprensión. Respecto al título del capítulo 4° del Sutra del loto, denominado justamente “Creencia y comprensión”, el maestro Ikeda afirma:

El hecho de que la creencia expuesta en el Sutra del loto sea inseparable de la comprensión indica que no es sólo un postulado arbitrario o subjetivo. Desde luego, la ley fundamental con respecto a la cual se iluminó el Buda es inefable, supera el ámbito de la palabra y de la descripción; esto es, no se la puede captar en su totalidad por medio del lenguaje o de la razón. Pero, así y todo, el budismo enseña que la razón y el lenguaje deberían valorarse enormemente, aun reconociendo sus limitaciones. Si bien la iluminación del Buda puede ir más allá del plano de la razón, no es irracional ni opone resistencia al análisis intelectual. “Comprensión”, dentro del título que nos ocupa, significa “sabiduría”. Esta sabiduría no es la razón per se, y sin embargo obra en conjunción con ella; la razón forma parte de la sabiduría. Es racional en el más alto grado, y al mismo tiempo, por ser “holística”, trasciende la razón. Practicar la “creencia y comprensión” significa adquirir la sabiduría más elevada mediante la fe.7

Sin embargo, Ikeda advierte, al discurrir sobre el significado de las parábolas y analogías contenidas en el Sutra del loto: “La verdadera comprensión, bien profunda, es la que genera una transformación en toda la vida. Por su misma naturaleza, la comprensión implica transformación.”8

Entonces, esa “comprensión” de la enseñanza, que tiene por objeto la comprensión profunda y no la mera instrucción, que busca ejercer la capacidad de “leer” el interior, se asemeja a la flor del loto, que al florecer manifiesta, al mismo tiempo, la flor y las semillas. Allí yace el concepto de “simultaneidad” que, para la filosofía, es algo difícil de explicar pero que, sin embargo, encontramos en el transcurrir de la gran experiencia de todo lo viviente y, en especial, a lo que, en nosotros, los seres humanos, nos remite a nuestra “experiencia de la vida”, a algo que el maestro Daisaku Ikeda enseña de manera muy clara: la simultaneidad de la causa y el efecto.

En este sentido, el maestro Ikeda afirma que, conforme a esta enseñanza:

Cada entidad de la vida (todos los fenómenos) posee los dos aspectos de causa y efecto, tanto en las fases material e inmaterial de su ser, y continuamente experimenta una variedad infinita de cambios. El Buda percibió esta verdadera entidad de la vida tal como es […] Nuestras existencias y nuestra vida, que transcurren momento a momento, también son la verdadera entidad, y en esa verdadera entidad momentánea quedan incluidas todas las formas de vida, desde el pasado sin comienzo, así como todas las formas de vida del futuro infinito. Ese solo instante, ese instante en singular, contiene los efectos de todas nuestras vidas pasadas y las causas de todas nuestras vidas futuras. Esta es la Ley del Loto, la ley de causa y efecto. Ese solo instante de la vida es la actividad del universo, es nuestra propia vida y es la existencia real.9

Esta simultaneidad, podríamos decir, es una concepción muy amplia que inserta la experiencia de cualquier ser viviente en el ciclo de la vida como tal; sin embargo, Ikeda señala algo que, para el ser humano en su intento de comprensión, es clave: la existencia de una verdad fundamental, que define que cada uno de nosotros somos, al mismo tiempo, el camino y la meta realizada. Es decir, expresado en los términos del Sutra del loto, somos “el camino de la budeidad” y “el Buda”: la vía de la iluminación y la luz en su plenitud.

En el Sutra leemos que esta enseñanza es “maravillosa e infinita”. Podemos decir que es “maravillosa” porque todos pueden comprenderla. Y es “infinita” porque es inabarcable, es decir que abraza toda existencia concreta y, a su vez, de manera simultánea, muestra al Buda presente en ella. Por ejemplo, en pasaje del capítulo 2° titulado “Medios hábiles” encontramos esta frase: “La sabiduría de los budas es infinitamente profunda e inmensurable.” 10 El filósofo japonés del siglo XIII, Nichiren Daishonin, quien construyó su pensamiento sobre la enseñanza del Sutra del loto escribió: “Todos los fenómenos están contenidos en nuestra vida, hasta la más pequeña partícula de polvo. Las nueve montañas y los ocho mares son parte de nuestro cuerpo”.11

Podríamos decir que, desde esta perspectiva, comprender la enseñanza es la forma de visualizar el camino –el medio– y, también, es la meta realizada. En esta enseñanza somos, a la vez, discípulos y maestros. En este sentido, ante esta imposibilidad de separar este carácter simultáneo de discípulo y maestro, en la exploración de esta enseñanza también nos encontramos con situaciones extremas; nos encontramos con los dos polos de la vida, de cualquier existencia: la vida y la muerte. El maestro Ikeda se refiere a esta cuestión diciendo:

[…] La vida y la muerte son, en verdad, las cuestiones más fundamentales que debemos enfrentar. En cierto sentido, el Sutra del loto esclarece en sí mismo las dos fases de vida y muerte. El capítulo «Introducción» (1o) comienza con la palabra ‘Esto’ (nyo), de la frase ‘Esto es lo que escuché’. Y el último capítulo del sutra, «Aliento del bodhisattva Venerable del Universo» (28o) termina con la palabra ‘partieron’ (ko), en la frase ‘se inclinaron en reverencia y partieron’. 12

Esta idea que destaca Ikeda, en donde el ciclo de una escritura, el ciclo de una enseñanza y el ciclo de un proceso de transmisión cultural nos introducen en el ciclo mismo de los extremos del “círculo de lo viviente”, nos hace ingresar de alguna manera en estos círculos concéntricos de una enseñanza, de una sabiduría y del modo de transitarla para nosotros, seres finitos. Entonces allí estamos, discípulos, discípulas, maestros y maestras, escuchando la enseñanza y, como hemos citado, inclinándonos ante ella, y cuando enseñamos, somos enseñados, y cuando ya hemos aprendido, seguimos aprendiendo.

En el Sutra del loto encontramos el siguiente pasaje:

Pero vosotros y los demás ya sabéis que los Budas, maestros del mundo, concuerdan con lo apropiado al escoger y emplear hábiles medios. Ya no tendréis más duda ni asombro; en cambio, colmada vuestra mente de júbilo inmenso, sabréis que cada uno de vosotros alcanzará por sí mismo la Budeidad.13

La dimensión educativa en esta enseñanza es fruto de una gran e inmensa misericordia. Actualmente, en el desarrollo de la educación formal quizás se la visualiza como una introducción, como acceso a ciertas metas de naturaleza mercantil, exitista o a la satisfacción de necesidades. En este sentido, Ikeda reflexiona sobre el concepto de los “medios hábiles” que emplea un buda como herramienta educativa, para enseñar a otros a transitar el camino de la budeidad:

[…] Es claro que se trata de un movimiento educativo donde el énfasis se pone en la ‘autoeducación’, con el propósito de liberar y desarrollar nuestra naturaleza de Buda inherente, mientras, a la vez, extraemos una sabiduría multifacética y empleamos diversos ‘medios hábiles’ para ayudar a los demás a tomar contacto con su propia Budeidad. Este desarrollo del potencial de uno mismo y de los demás, esta educación de la propia vida y de los semejantes, es el camino más noble que pueda seguir un ser humano. 14

Aquí, en la enseñanza del Sutra del loto, se revela una inmensa misericordia, se abre la capacidad de convertir a quienes enseñan y, al mismo tiempo, son enseñados, de convertir la visión particular en una mirada clarividente. Los griegos, dirían que es una mirada diorética, iluminada, que puede ver claro. Sin embargo, no puede “ver claro” meramente porque, para decirlo de un modo coloquial, “tiene las cosas claras”, sino porque, en cierto sentido ve en la claridad. De allí el sentido del este término: misericordia; es decir, cuando se puede ver con claridad el propio corazón y el de aquellos que nos rodean. Es un concepto potente, que no nos conduce a lo que sería un mero sentimentalismo sino que tiene que ver con una mirada que es capaz de una cierta “bondad objetiva”.

Desde esta perspectiva el problema no se halla en las valoraciones que podemos hacer sobre una determinada situación en términos de las categorías agradable/desagradable, sino en el hecho de poder formarse una opinión que, de alguna manera, ingrese al corazón de esa realidad, y que podamos mirarla con bondad, comprenderla con bondad y transmitirla con bondad.

Ikeda reflexiona sobre el concepto de “el verdadero aspecto de todos los fenómenos”, es decir la profunda interconexión entre la vida y el ambiente que expone el Sutra del loto:

Si se ven con la visión del Buda —es decir, desde la perspectiva de la verdadera entidad de todos los fenómenos—, todos los fenómenos del universo son una entidad viviente. La felicidad es imposible, para un ser humano, en forma separada de su ambiente. Del mismo modo, es imposible plantear la paz en el ambiente, en forma separada de los seres vivos. No podemos ser felices de verdad si los demás siguen sumidos en el sufrimiento. El dolor de otro semejante tampoco es sólo el dolor de él. Cuanta más felicidad infundimos en los demás, más felices nos sentimos nosotros mismos. Mientras quede una sola persona hundida en la agonía, nuestra dicha no puede ser completa. […] Por eso el desafío interminable de transformar la realidad constituye la esencia de dicho principio.15

Podemos decir que esta es una enseñanza de paz y de justicia, contraria a la violencia, a aquello que oscurece esa luz que destella todo lo existente, a lo que rompe los equilibrios y sume a lo vivo en el dolor. Un dolor que nos agobia a todos los seres humanos y nos lleva a la desesperanza. La cultura medieval define a la desesperanza con el término despierati boni, es decir una ‘desesperación del bien’, la idea de que el bien es imposible. Eso es un agravio enorme que se produce al corazón humano. Por ello, una enseñanza que busque la paz debería poder ser, también, una enseñanza de justicia, es decir, una enseñanza contraria a la violencia.

Al inicio del Sutra del loto, encontramos este pasaje:

[…] Al comienzo formulé un juramento, / con la esperanza de hacer que todas las personas fuesen iguales a mí / y que no hubiera diferencia entre ellas y yo; / y lo que anhelaba hacía tanto tiempo / ya se ha cumplido. / He convertido a todos los seres vivientes / y he hecho que todos ellos ingresaran en el camino de la Budeidad. 16

Cuando nos sumergimos en la realidad, en el momento actual, el ser social cae invariablemente en la afirmación que “la actualidad” es lo que se observa, se mira y lo que acontece, y se toma como realidad última, como lo único que hay y lo único que puede ser; esta mirada es la que se suele en llama llamar “la fuerza de las cosas”. Ante esto, la sabiduría del Sutra del loto –con una perspectiva interesante, potente y fecunda- y quienes han trabajado en ella como el maestro Ikeda, nos previenen de sucumbir ante esta dimensión de la actualidad y nos invitan a repensar preguntas que se originaron hace miles de años, para mirar lo actual con perspectiva y darle una profundidad diferente.

Al analizar el camino de la Budeidad de la que hablamos, Ikeda reflexiona sobre esta relación dialéctica entre la realidad y la sabiduría de ese estado de vida:

El logro de la Budeidad en esta existencia quiere decir manifestar la iluminación dentro del mundo real y cotidiano. Uno habla de lograr la iluminación, pero esto no es llegar a un estado establecido y final, como cuando uno arriba a la línea de llegada en una carrera. Significa esforzarse inmerso en la realidad y hacer surgir el propio estado de Buda en la vida diaria, sin dejar de ser la persona que uno es. El estado de Buda no se encuentra en ningún otro lugar más que en la firme postura de fe que busca siempre avanzar, desde un estado de sufrimiento hacia un estado de Budeidad. Y, entonces, desde la Budeidad, imprimir cambios positivos en la realidad. Consiste en la fortaleza y la determinación de nuestra fe para seguir luchando.17

La actualidad puede ser agobiante en términos de los cientos de situaciones que nos rodean cotidianamente. No es necesario explorar y traspasar muchas fronteras para palpar la violencia, la miseria, el hambre, la discriminación, la destrucción del medio ambiente. Ahora bien, existe en el mensaje del Sutra del loto, un movimiento de lo que podríamos llamar clarividencia, que supone una acción reversa a la tendencia actual, que remite a la idea de curación y sanación. De esta manera, es un proceso de enseñanza dialéctico, que nos permite observar la actualidad, no como concretamente se muestra, sino desde un enfoque curativo, definiéndolo como no violento y justo, que se halla
siempre en la senda de la búsqueda de la paz y que accede a la realidad por medio de la bondad. Cuando podemos realizar ese movimiento, creo que estamos respondiendo de algún modo a esa convocatoria que nos hace la enseñanza del Sutra del loto.

Todas estas características enunciadas responden al mensaje que el Sutra del loto busca corresponder y transmitir: introducir una esperanza, aunque una esperanza humilde. ¿Por qué humilde? Porque no es una esperanza presuntuosa, es la esperanza del trabajo cotidiano.

Daisaku Ikeda se refiere al Buda con respecto a esta cualidad de médico y señala que en el capítulo dieciséis, “Duración de la vida de El Que Así Llega”, el Buda también responde a la descripción de un “excelente médico”. El Buda es un notable médico de la existencia y de la vida humana […] además de ser un doctor consumado, es también un padre estricto y abnegado. Lo que deslumbra, a lo largo de todas las encarnaciones y manifestaciones de Shakyamuni, es su misericordia apasionada, siempre ávida de dar la felicidad a todos los seres.18

Aquí yace la figura del Buda como un gran médico, y el modo en que ejerce esa práctica la podemos definir como una gran curación, que tiene su inicio en reconocer que el corazón de nuestra existencia misma ya está iluminado. Y podemos agregar que, en el mismo corazón ya existe esa iluminación. Volviendo a las palabras de Nichiren y su interpretación del Sutra del loto, este afirmó: “Una persona común es un Buda, y un Buda es un ser humano común.” 19 A partir de esta afirmación comienza nuestro deber de desplegar una comprensión, una práctica, una praxis coherente con eso que ya hay, esa iluminación intrínseca, pero que hay que descubrir.

Parecemos advertir en esta enseñanza que existe una intención de que nuestros ojos sean limpios y nuestros oídos atentos, para que esa verdad, a la que hace referencia el Sutra del loto, se transforme en algo tangible y concreto para observar la existencia humana. La palabra “atención”, haciendo referencia a esta actitud, podemos asociarla al concepto griego de “nepsis”, que no solo remite al prestar atención a un objeto, sino al concepto de atención, vigilancia o vigilia. La idea de que alguien está frente a la realidad vigilando; significa estar despierto en la noche del mundo, alertas y atentos a no adormecernos ante el conformismo o la desesperanza.

Esta perspectiva de la existencia tiene que ver con poseer una mirada y un oído capaces de descubrir ese corazón iluminado de la realidad; aquí yace, una y otra vez, la simultaneidad de la causa y efecto. Así, nos hallamos en la gran aventura de poder sortear los cepos del tiempo, mientras caminamos en la senda del tiempo. Lo infinito se hace presente, bajo una luz intensa, ¿Cuál es esa la luz intensa? Como señala un pasaje del Sutra: “En bien de estos seres vivientes / mi corazón se arma de inmensa misericordia”.20
Vemos, así, como florece el loto, la flor y la semilla al mismo tiempo. Ikeda afirma:

Tener misericordia quiere decir sentir el sufrimiento de los demás como si fuera el de uno. Porque el Buda tiene profundo deseo de salvar a los demás, se pregunta, casi en una agonía, qué puede hacer para lograr ese anhelo. Esta misericordia da origen a la sabiduría. […] en cierto sentido, puede decirse que un buda es alguien que siempre se desvela hasta la agonía pensando cómo desarrollar la capacidad de los demás para que estos logren ser felices y puedan cumplir su propia misión.21

Para concluir, quiero citar un poema de la artista santafesina Diana Bellessi, de una obra llamada “Enseñanza silenciosa», que dice en su segunda estrofa:

La gentil mirada del maestro.
Yo imagino su amor ante las cosas,
sobre todo lo terso y lo pequeño,
alzándose en sus formas de vaivén,
donde se gana eso que se pierde,
como lo hace la brisa entre los juncos.
22

  • 1 El Sütra del Loto: de la verdadera doctrina Saddharmapundarikasütra / traducción del sánscrito al español, con introducción y notas de Fernando Tola y Carmen Dragonetti.— México: El Colegio de México, Centro de Estudios de Asia y Africa : Asociación Latinoamericana de Estudios Budistas, 1999.
  • 2 Balbir, Nalini. What a Buddhist Sutra is in India, Revista de Estudios Orientales, Instituto de Filosofía Oriental, volumen 27, año 2017, pág. 49. Consultado el 7/04/20 en: http://www.iop.or.jp/Journal27.html
  • 3 Satapatha Brahmana 12.3,4,2 quoted by L. Renou, Sur le genre du sutra dans la littérature sanskrite, Journal Asiatique 1963, p. 200 (reproduced in L. Renou’s Choix d’études indiennes, Paris, EFEO, 1997, p.604).
  • 4 Ib., Balbir, Nalini… pág. 50.
  • 5 Watson, Burton (trad.): The Lotus Sutra (El Sutra del loto), Nueva York: Editorial de la Universidad de Columbia, 1993, pág. 216
  • 6 Trotignon, Dominique. Buddhist Sutras—An Extraordinary Spiritual Heritage, Revista de Estudios Orientales, Instituto de Filosofía Oriental, volumen 27, año 2017, pág. 44/45. Consultado el 7/04/20 en: http://www.iop.or.jp/Journal27.html
  • 7 Ikeda, Daisaku, La sabiduría del Sutra del loto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Azul Índigo, 2017, pág.285. 8 Ib., pág. 259.
  • 9 Ib., pág. 222.
  • 10 Watson, Burton (trad): The Lotus Sutra (El Sutra del loto), Nueva York: Editorial de la Universidad de Columbia, 1993, pág. 23.
  • 11 Los escritos de Nichiren Dashonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, págs. 658-659.
  • 12 Ikeda, Daisaku, La sabiduría del Sutra del loto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Azul Índigo, 2017, pág. 121.
  • 13 Watson, Burton (trad.): The Lotus Sutra (El Sutra del loto), Nueva York: Editorial de la Universidad de Columbia, 1993, pág. 46.
  • 14 Ikeda, Daisaku, La sabiduría del Sutra del loto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Azul Índigo, 2017, pág. 148.
  • 15 Ib. 211
  • 16 The Lotus Sutra (El Sutra del loto), trad. al inglés por Burton Watson, Nueva York: Editorial de la Universidad de Columbia, 1993, pág. 36
  • 17 Ikeda, Daisaku, La sabiduría del Sutra del loto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Azul Índigo, 2017, pág. 200
  • 18 Ib., pág. 256.
  • 19 Los escritos de Nichiren Dashonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008 , pág. 37.
  • 20 The Lotus Sutra (El Sutra del loto), trad. al inglés por Burton Watson, Nueva York: Editorial de la Universidad de Columbia, 1993, pág. 42.
  • 21 Ikeda, Daisaku, La sabiduría del Sutra del loto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Azul Índigo, 2017, pág. 134.
  • 22 Bellessi, Diana, La enseñanza silenciosa, Gramma, XXVI, 54 (2015), pp. 17-20.

Materiales y bibliografía
El Sütra del Loto: de la verdadera doctrina Saddharmapundarikasütra / traducción del sánscrito
al español, con introducción y notas de Fernando Tola y Carmen Dragonetti.— México: El Colegio
de México, Centro de Estudios de Asia y Africa : Asociación Latinoamericana de Estudios Budistas,
1999.
Balbir, Nalini. What a Buddhist Sutra is in India, Revista de Estudios Orientales, Instituto de
Filosofía Oriental, volumen 27, año 2017, en: http://www.iop.or.jp/Journal27.html
Satapatha Brahmana 12.3,4,2 quoted by L. Renou, Sur le genre du sutra dans la littérature
sanskrite, Journal Asiatique 1963 (reproduced in L. Renou’s Choix d’études indiennes, Paris,
EFEO, 1997)
Watson, Burton (trad.): The Lotus Sutra (El Sutra del loto), Nueva York: Editorial de la Universidad
de Columbia, 1993
Trotignon, Dominique. Buddhist Sutras—An Extraordinary Spiritual Heritage, Revista de
Estudios Orientales, Instituto de Filosofía Oriental, volumen 27, año 2017, 20 en:
http://www.iop.or.jp/Journal27.html
Ikeda, Daisaku, La sabiduría del Sutra del loto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Azul Índigo,
2017
Los escritos de Nichiren Dashonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008
Bellessi, Diana, La enseñanza silenciosa, Gramma, XXVI, 54 (2015)